A la vez que conocíamos de
estos fallos impropios de la cacharrería más avanzada, hemos leído en prensa el
empeño de una comisión del Kremlin en recuperar el añejo concepto de
“civilización rusa”. Aquella teoría decimonónica de Danilevsky, tan querida
para autores como Spengler o Toynbee, que ahora inspira la idea de “nación
unitaria”, con un poder centralista y omnímodo de naturaleza imperial,que
además “asimile culturalmente” a todos aquellos que no profesen el cristianismo
ortodoxo. Un recurso a rancias ideas del pasado, alumbradas hace demasiados
años en el reducido perímetro de una rudimentaria lámpara de aceite. Esas desfasadas
teorías que hoy pretenden legitimar peligrosas ambiciones imperiales, renovadas
guerras de religión, la criminalización del diferente, o regodearse en las
mágicas virtudes telúricas de una cultura basada en un idioma o en la barriga llena
de alguna sustancia pringosa como el petróleo.
Estábamos convencidos de que
el signo de nuestra era consistía en la superación de la muerte de Dios, tan
querida para los filósofos del Siglo XIX, por la muerte de la Geografía. Pero la
penosa vigencia de la vieja combinación de tecnología, territorio y vida
cotidiana, o dicho de otra manera, la economía a la vieja usanza que hoy nos
gobierna, nos plantea hoy un dilema ruinoso: o nos replegamos en nuestras oscuras
madrigueras, o, por el contrario, nos dejamos arrullar por esos ingenuos cantos
que niegan la proeza colombina y defienden interesadamente que la tierra es
plana gracias a la globalización. Frente a tan fatal disyuntiva, creo que es legítimo
explorar alguna realidad alternativa, esa que se resiste escondida a pesar del
volumen de información más fabuloso de la historia de la humanidad al alcance
de un simple click informático. Como escribe Antón Losada en su prólogo al
libro de Macías Picavea Los Males de
España, podemos seguir engañándonos con los mitos y leyendas, pero tarde o
temprano la verdad y la realidad nos atraparán. Voy a ver si encuentro un mapa
en papel y con colorines para que me
aclare donde estamos.
Autor: Algón Editores
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