jueves, 14 de marzo de 2013

TRAS LA COLINA


El presidente norteamericano John Adams escribió “mientras han avanzado todas las demás ciencias, el gobierno se ha estancado; no se ejerce hoy mucho mejor que hace tres o cuatro mil años”. Más de dos siglos después de tan vehemente confesión no podemos afirmar que hayamos avanzado mucho al respecto. Bárbara Tuchman, en su libro La marcha de la locura, describió cómo a lo largo de toda la historia siempre se ha repetido la tendencia de los gobiernos a emprender políticas contrarias a sus propios intereses, con evidentes y recurrentes manifestaciones de insensatez, autoengaño y cabezonería. Y añadía que “los sistemas sociales pueden sobrevivir a grandes dosis de insensatez cuando las circunstancias históricas son favorables, o cuando los errores se atenúan gracias a los amplios recursos o a la magnitud del país”. “En la época actual, en la que ya no existen más factores de atenuación, el país no puede permitirse tanta insensatez”. Lo escribió en 1984 y su vigencia resulta ahora pavorosa.

César Ramos, en su libro #DemocraciaHacker, nos enseña que los problemas actuales difícilmente pueden resolverse con instituciones pensadas en el siglo XIX, con partidos y parlamentos que funcionan igual que en la época de nuestros tatarabuelos, mientras los ciudadanos se alejan cada día más de estas vetustas instituciones y la vida parece conducirse en otra dirección. Pero este ensayista no se limita al diagnóstico o la denuncia, sino que se atreve a formular propuestas concretas, imaginativas, audaces, algunas seguramente impracticables y otras inaceptables por mentes bien pensantes. En una obra en la que se reflexiona sobre cómo alinear las instituciones democráticas con los nuevos retos que están surgiendo hoy, ya, ahora mismo, incluso mientras usted lee estas líneas. Porque en esta sociedad de la información, en la que es difícil reconocer la geografía de nuestros antepasados y una decisión de incalculables consecuencias reside en la yema de un dedo que vacila sobre un ratón de ordenador, cada vez resulta más bochornosa esta asimetría. Seguramente no hay sentencia condenatoria más severa e inquietante,en los últimos tiempos, que ese “no nos representan”.

Es evidente que se necesitan con urgencia políticos e intelectuales sin temor a los nuevos tiempos, con ganas de complicarse la vida y asumir los inconvenientes de quien formula ideas novedosas. Sobre todo, se requieren valientes sin miedo a la curiosidad, a las preguntas incómodas, a reconocer que las cosas no pueden seguir como están y que toca poner la cara aunque la partan por el camino. Porque de eso se trata, de jugársela en una travesía, en un viaje, en una meta. El escritor holandés Cees Noteboom escribió “por desgracia estoy hecho de una manera que siempre quiero mirar detrás de la siguiente colina y aún no he aprendido que detrás hay otra colina. ¿Qué es lo que espero en realidad (y desde hace tanto tiempo)?”. Ese debe ser el secreto de la vida, caer y errar una, cien, mil veces, y volver a levantarse y probar otras mil. Eso debe ser vivir, denunciar la insensatez que te rodea y enfrentarte a una nueva colina, aunque entiendas que detrás habrá nuevas preguntas y respuestas, aunque sepas que detrás no se encuentra el final del camino.

Autor: Algón Editores



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