jueves, 29 de noviembre de 2012

DECLIVES, MEDUSAS Y FUTUROS


¿Sabía que las medusas no tienen cerebro? Estos inquietantes y gelatinosos bichejos cuentan con unos sensores que transmiten en su interior los impulsos externos que reciben, gracias a una red de células nerviosas distribuidas por la epidermis de todo su cuerpo. Con sólo rozar uno de sus tentáculos se activa todo este complejo mecanismo biológico. Como la sociedad contemporánea, que, al igual que una medusa, se demuestra hipersensible al roce, con gran capacidad de comunicación interior gracias a millones de sensores nerviosos distribuidos por todo el planeta, con toda una gama de respuestas automáticas a estímulos habituales, pero sin una evidente capacidad cerebral que le evite peligros, le ayude a actuar sobre su medio alterándolo, tener conciencia de un pasado o imaginar un futuro.

A eso debía referirse Francis Fukuyama, en un artículo publicado el pasado enero en la revista ForeignAffairs, que tituló sorpresivamente “El futuro de la Historia”. Fukuyama escribió que algo extraño está ocurriendo en el mundo de hoy, la debilidad de la izquierda y la fuerza emergente del populismo de derechas, precisamente en medio de una crisis financiera global y el legítimo enfado de millones de ciudadanos. Fukuyama advierte esa inexplicable paradoja, que se hagan más fuertes los que atacan ese Estado que es el único que puede proteger a los ciudadanos de los especuladores. Y añade que la razón principal de este fenómeno es la falta de nuevas ideas en la izquierda, la insana inexistencia de una contra-narrativa progresista, la ausencia de una agenda creíble que actualice los valores de la vieja socialdemocracia, así como la necesidad de un debate urgente sobre este capitalismo global que erosiona esa clase media que es la base sobre la que descansa la democracia liberal.

Usted sabe que cuando una medusa suelta su veneno es para cazar o para defenderse de algún peligro, y que la mejor manera de curar su ataque es limpiar bien la herida, aplicar frío a la zona afectada, aplicar un analgésico para el dolor inmediato y si queda algún resto de tentáculo adherido a la piel extraerlo. A eso deben referirse nuestros paisanos Pau Solanilla y Álvaro Ponce en su reciente libro La energía de lo pequeñocuando denuncian el inmovilismo conservador y defienden ideas como nuevos horizontes, ser reivindicativo y atrevido, una nueva inteligencia colectiva, construir un futuro diferente, audacia y creatividad en el discurso, batalla del futuro y palancas de cambio. Justo lo contrario de vivir flotando en la penumbra, inconscientes, reactivos, descerebrados y con comportamientos más rudimentarios que el mecanismo de un chupete

Autor: Algón Editores


http://algoneditores.es/libros/la-energia-de-lo-pequeno

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