Es fascinante releer las
páginas amarillentas de un libro publicado en 1967 y comprobar que, en su
primera página, en unas pocas líneas previas a la introducción, se
establecieron unas pautas culturales que han condicionado las obras de ficción
que hayan tratado en el pasado, o pretendan hablar en el presente, del futuro.
Isaac Asimov, en su libro “I, Robot”, fijó las tres leyes de la robótica, las
raíces constitucionales de toda sociedad cibernética. El autor data esa
legislación en el año 2058, aunque la ubica en la edición número 56 del Manual
de Robótica. Asimov, por tanto, imaginó en 1967 esas leyes promulgadas en el
año 2002, hace ya unos once años…
A pesar de haber dominado la
imaginación y las expectativas de generaciones, esas normas nunca han sido
aprobadas por gobiernos, permitiendo así que drones, sofisticados algoritmos,
el oscuro poder del big data, los increíbles procesadores informáticos repletos
de parámetros biométricos y conductuales, o el colosal aprovechamiento
clandestino de millones de datos personales, puedan suponer el incumplimiento de
la primera de aquellas leyes, la que establecía que “un robot no puede herir a
un ser humano, o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño”…Al
parecer, mientras vivíamos engañados por una infantil expectativa de robots
antropomórficos, una batalla silenciosa se estaba librando en todos los
hogares, lugares de trabajo y espacios de ocio.
Una guerra invisible para la
que esta humilde editorial quiere contribuir con su austero arsenal,
concretamente, con un libro muy especial. Una obra diferente, única, a prueba
contra esos robots incapaces de procesarla en los próximos mil años. En el libro
Piensaciertos, de Guillem López, se realizan afirmaciones que harían estallar
los circuitos del artilugio más sofisticado. Con frases como “hay que aprender
a vivir despacio lo más rápido posible”, “amar es planear la locura” o “la
soledad duele cuando estás acompañado”, unidas a ilustraciones que juegan con
nuestra educación más sentimental, convierten a esta obra en un manual elegante,
culto, bello, de supervivencia y casi de auténtica guerrilla cultural.
También con su diseño de
cubierta que es una provocación, con un lomo desnudo que enseña los nervios que
cosen su esqueleto, como un anticipo de su extraordinario contenido. Una realidad
virtual radicalmente humana, que sirve de advertencia cuando explica que “el
tiempo pasado fue futuro” y que “todo final es un principio con problemas de
autoestima”. Un libro en papel que representa una brecha en el muro del turbador
ciberespacio cotidiano, un foco de resistencia, once años después del 2002, que
nos revela, ahora, que “todo comenzó el día en que te dijeron que no podías volar”…
Autor: Algón Editores
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